jueves, 13 de octubre de 2011

CECILIA BARTOLOMÉ, EL CINE DE LA TRANSICIÓN

El festival de cine hecho por mujeres, promovido por la asociación de mujeres de la escena teatral Dones en Art (la escritora y actriz Antonia Bueno es su presidenta) me ha permitido reencontrar el cine de la alicantina Cecilia Bartolomé, después de un tiempo no haber visto algo nuevo de su escasa obra cinematográfica. Y precisamente lo que ví fué una pieza de "arqueologia cinematográfica", que me sorprendió en positivo: el mediometraje con el que Cecilia se licenció en la escuela de Madrid, y que le supuso aprobar la carrera de realización. Pero de poco le sirvió, porque la valentia de algunas escenas de su trabajo final de carrera inquietaron profundamente a la censura, que decidió condenar a Cecilia a no trabajar y mandó su mediometraje a la hoguera. Por fortuna un influyente hombre de cine franquista, según nos contó la realizadora, sacó clandestinamente una copia de "Margarita y el lobo". Y precisamente esa cinta "ilegal" es la que hemos podido disfrutar en Valencia.

La película es un producto fresco, divertido, crítico, con pretensión de musical, hecho con medios escasos pero de uso muy inteligente. Se trata de una narración de varios episodios de una joven que se casa en principio enamorada, pero que al poco tiempo pretende descasarse en un pais donde solo se administraba el matrimonio canónico y para toda la vida. 



El encanto de la lógica reza el titular de una atractiva biografia que existe sobre la vida y obra de Cecilia Bartolomé. Pero a esta compañera de promoción de Pilar Miró, Patricio Guzmán, Manuel Gutierrez Aragón y Josefina Molina, lo que para ella es lógica, para otros asentados en el poder es espíritu excesivamente critico. Por ello, en cierta medida, ha sido una experta en producir cine para la censura. De poco le sirvieron los consejos de sus profesores Berlanga y Borau  para que fuera más complaciente, pues su supuesta lógica, que ella más bien califica de sinrazón al describir las cosas tal como son sin olvidarse del humor, no le permitió ejercer la profesión que quería y le obligó a trabajar en el cine publicitario para mantenerse activa. Siempre le quedó la fortuna de tener al lado un excelente compañero y marido como es el caso de Jose Luis Alcaine, maestro del buen cine español, y compartir pasión por el cine con su hermano Jose Juan, implicado también en el mediometraje.

En la Historia del Cine Valenciano, editada por Prensa Ibérica y Filmoteca valenciana, tuve la oportunidad de entrevistar a esta realizadora cuando sólo contaba en su filmografia con los títulos "Vamonos, Bárbara" y  "Después de ..." A raíz de la visión de "Margarita y el lobo" se completa mi juicio y mi incondicional simpatía por esta lúcida alicantina que aprendió lo que es la vida en la antigua colonia de Guinea, en Fernando Poo, hasta que dió el salto a la metrópoli para estudiar cine y chocar con una sociedad bajo control, incapaz de digerir el espíritu iconoclasta del mayo del 68.