martes, 2 de agosto de 2011

NOCHE DE VERANO

Bajo el cielo del verano metropolitano, intensa noche musical. Reunión de amigos al cielo raso para escuchar las propuestas que Nacho Mañó ha elaborado junto con su mujer Gisela Renes en la grabación de un disco homenaje a Chico Buarque. El proyecto no es tal, ya es una realidad. Las nuevas armonias de tradicionales compases de Chico adaptados por la pareja suenan dirigidos directamente al corazón. En la pantalla la grabación de todo el acompañamiento, de todas las voces y los instrumentos que acompañan a Nacho y Gisela. En directo solamente su guitarra y la sugestiva voz de Gisela.
Hemos sido invitados al jardin de su casa, amigos, familiares, antiguos compañeros de Presuntos Implicados, colaboradores de la dilatada carrera de Nacho como compositor, productor, músico. Las miradas de satisfacción se van consolidando según avanza la actuación. Parece una improvisación. Pero no es así. Todo está preparado. La experiencia de tantos conciertos a cuestas permite a este público cómplice y generoso tratarlo de una manera más espontánea. El estómago y la sed ya quedaron saciados en el primer tiempo del encuentro. Ahora es el momento de la emoción, la sensualidad, la poesía. Dicen que lo estan rodando, que qué nos parece. Es un proyecto acariciado desde largo tiempo. Tomó primeras formas en el arranque de su relación. La nueva encrucijada musical es la oportunidad de retomarlo y darle un impulso definitivo. E intentar conseguir la bendición del creador brasileño. Pronto tendremos en el mercado esta novedad: las canciones de Chico Buarque revisitadas por Gisela y Nacho.
Pero la noche musical tiene otras intervenciones no previstas. Si el ambiente se  caldea tal vez acabaremos haciendo todos de coro. Enérgico, con fuerte presencia escénica, con una voz que rompe el susurro de la samba y Rio de Janeiro, aparece ante el micrófono un invitado que también quiere reinterpretar las canciones de Chico, pero con la energia especial del pop mediterráneo. Enseña la otra faz de la luna que nos presentó Gisela.  Luego nos lleva de la mano a Nino Bravo y su beso y una flor. "¿Quién es, de qué me suena su cara?". Porque cambia bastante tras el micrófono, sobre el improvisado escenario. Hoy va vestido de colega dispuesto a consumir unas copas nocturnas con los amigos. En escena a menudo sabe disfrazarse. Sobre todo en los primeros años, cuando la cresta parecía más una peluca de Maria Antonieta que un tupé de rockero inmortal. "¿Quien canta y se mueve como si fuera Joe Cocker entre amigos?". Pues bien, es Jose Manuel Casañ - me apuntan-, fundador y líder de Seguridad Social, una de las bandas más consolidadas del pop valenciano.






Y se agolpan en mi mente los recuerdos y las imágenes de cuando nos conocimos en 1985. Radiocadena Española, red de emisoras que yo dirigía entonces en la Comunidad Valenciana, quiso transformar el mortecino Festival de Benidorm en plataforma de encuentro y promoción del nuevo pop español. Cada autonomía seleccionó los mejores grupos y en la final nacional de Benidorm, bendecidos por el patriarca Joe Cocker, los tres primeros ganaron sus respectivos galardones. Seguridad Social fué seleccionado en Pachá Valencia como el mejor entre más de 60 grupos, y en Benidorm quedó el segundo, detrás de Círculo Vicioso. Héroes del Silencio, después de ganar en Aragón, no se clasificó entre los tres primeros puestos. Este festival fue el comienzo en España de la banda rockera de Casañ. El y su proyecto son los que continúan. Y les queda cuerda para rato. Hay quien tiene vocación de eterno principiante como José Manuel. Los demás músicos del grupo que actuaron en Pachá ya no constan.
Las fotos que aquí os enseño reflejan la emoción y profesionalidad del concurso. El joven rockero junto al conseller de Educación y Cultura, Cipriano Ciscar, patrocinador del concurso, en un programa de RCE en directo. La entrega del premio, la actitud provocativa de Casañ con su nuevo público, los ejercicios malabares de Seguridad Social en los estudios de RCE.
La sorpresa de esta noche de verano metropolitano llega a su fin. Casañ abandona el micrófono y nos fundimos en un cariñoso abrazo. De su cuerpo y de sus palabras afloran gestos e expresiones de gracias, muchas gracias, "nos disteis la primera oportunidad, creisteis en nosotros", y del mío la euforia y la alegría de reencontrarlo en una noche tan distendida. Es la recompensa de haber colaborado durante cuatro años a dar nuevas oportunidades a la música que hicieron los jóvenes valencianos a finales de los años 80.  Minutos antes Casañ también se preguntaba desde el escenario: "¿de qué conozco a este señor, de qué me suena su cara?". Lo de señor será por las canas, porque mi interior todavía baila al ritmo de aquellos conciertos de Pachá. ¿Recordais el "comerranas"?.